martes, 23 de marzo de 2010

El viento otoñal en nuestra ciudad, es tenue, casi una caricia...

 Y Jazmín sube a la rama
del viejo árbol florido,
porque le encanta mecerse en ella.
Siente que la brisa
refresca el rostro y  alivia .
Ella piensa que ya debe rescatar
las prendas
de abrigo
que guarda en el ropero
antiguo.
Le encanta guardar sus ropitas,
doblarlas prolijamente
y acomodar los cajones del armario
con algún jabón perfumado
que dé fragancia a las prendas.
Se lo enseñó una tía gorda,
que traía siempre jaboncitos
para ella.
Y se los daba cantando...
¿lindo, no ?

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